Son aquellos que entran dentro de la financiación de una empresa, país, etc. El inversor los compra para obtener con ellos una ganancia y el emisor los vende para captar dinero con el compromiso de devolver lo prestado y satisfacer las rentabilidades prometidas. El producto financiero sirve para homogeneizar las necesidades y sobrantes de dinero, para poner de acuerdo a la oferta y la demanda.
Un producto financiero es un instrumento que una persona física o jurídica puede adquirir con el objetivo de ayudarle a ahorrar o invertir. Asimismo, los productos financieros, dependiendo de sus características, se pueden ajustar al usuario en cuestión en cuanto al nivel de riesgo que conlleva asumirlo. Un producto financiero es habitual que lo ofrezca un banco o una institución financiera, aunque también pueden ofrecerlo proveedores de seguros, corredores de bolsa, etc.
Los productos financieros se compran y venden a través de casas de bolsas o bancos, y suelen tener asociada una calificación de riesgo o rating que sirve de guía para los inversores. Pueden dividirse en dos tipos que explicamos más adelante según el propósito del inversor, ya sea que quiera poseer parte de una empresa e influir en su gestión, o que solo quiera ganar dinero con la compra y posterior venta o cobro de los intereses del producto.
¿Qué son los productos financieros estructurados?
Un producto financiero estructurado es una combinación de diferentes instrumentos financieros, como bonos, opciones y derivados, diseñados para ofrecer a los inversores exposición a diferentes activos subyacentes o estrategias de inversión. Estos productos se crean mediante la agrupación de activos financieros y la creación de tramos con características y riesgos específicos. Su estructura puede ser compleja y su rendimiento puede depender de variables como tasas de interés, precios de acciones u otros factores.
¿Cuáles son los riesgos de los productos financieros?
El principal motivo por el que se generan los riesgos en un producto financiero es por la complejidad de su naturaleza. Esto hace que la gestión del mismo tenga que tratarse con cuidado y, por ende, se asume un mayor riesgo.
Por tanto, el riesgo debe ser un factor principal del usuario a la hora de elegir un producto financiero u otro. A mayor riesgo, se obtienen más rendimientos, aunque el peligro es mayor, evidentemente.
Uno de los productos financieros que pueden resultar extremadamente arriesgados en el corto plazo son las acciones. Por tanto, si lo que quieres es apostar por uno de los productos financieros más comunes como las acciones, es conveniente invertir en él en el largo plazo antes que en el corto.
Ejemplos de productos financieros
Algunos ejemplos de productos financieros son: cuentas de ahorro, tarjetas de crédito, préstamos personales, hipotecas, fondos de inversión, seguros, planes de pensiones, acciones, bonos y derivados financieros.
Los productos financieros se refieren a instrumentos que ayudan a ahorrar e invertir de formas diversas, adecuadas al nivel de riesgo que cada inversor esté dispuesto a asumir.
Por lo general, los productos financieros son emitidos por varios bancos, instituciones financieras, corredores de bolsa. También los proveedores de seguros, agencias de tarjetas de crédito y entidades patrocinadas por el gobierno.
La clasificación de los distintos tipos de productos financieros se lleva a cabo atendiendo al tipo. O clase de activo subyacente, su volatilidad, riesgo y rendimiento. Estos son algunos ejemplos de productos financieros;
- Productos financieros de inversión: fondos de inversión, acciones o planes de pensiones, entre otros.
- Productos financieros de ahorro: depósitos a plazo fijo o cuentas de ahorro, por ejemplo.
- Productos financieros de financiación: hipotecas o créditos, por ejemplo.
¿Cuáles son los productos financieros de un banco?
Los productos financieros también cuentan con una calificación o rating. Con la que se otorga una puntuación en función del riesgo que conlleva su adquisición. Cuanto mayor sea la puntuación, más arriesgado será invertir o adquirir ese tipo de productos. Aquí te mostramos los diferentes tipos de productos financieros a los que puedes acudir. En función, de las necesidades que tengas en cada momento. En efecto, si pinchas en los enlaces de cada uno de los productos podrás ampliar la información con todo lo que debes saber acerca de ese tema. Destacan los siguientes productos financieros de los bancos:
Productos financieros de ahorro
Para las personas que quieren guardar su dinero para el futuro, con el objetivo de disponer de él en situaciones concretas. Apuestan por productos de ahorro en los que poder tener su dinero asegurado.
Pero, dependiendo de donde pongamos nuestro dinero, podremos disponer de él con un mayor o menor facilidad: Cuentas bancarias, depósitos y planes de pensiones
Productos financieros de inversión
En el mundo de las inversiones es necesario tener claras cuáles son nuestras necesidades y objetivos, saber qué es lo que estamos haciendo y, en caso de no ser un experto, dejarse asesorar en todo momento, si no queremos cometer errores con consecuencias nefastas. Por otro lado, también puedes aprender a invertir tu dinero correctamente de forma progresiva, conociendo los diferentes mercados y productos a los que puedes acceder:
- Fondos de inversión: se trata de grupos de inversión colectiva en los que participan muchas personas y empresas. Aunque con el dinero de todos una sociedad gestiona las inversiones que se realizan y se reparten los beneficios.
- Bonos: son títulos de deuda con las organizaciones públicas o privadas consiguen financiación. Así que las personas que lo compran recibirán el dinero invertido más la rentabilidad al finalizar un periodo determinado.
- Productos estructurados: son mezclas o uniones de diferentes tipos de productos de inversión.
- Opciones: son contratos que dan la posibilidad de comprar o vender valores a un precio antes de la fecha de vencimiento.
- Warrants: son una variante de las opciones, pero destinados a un medio largo plazo.
- Futuros: contratos en los que dos partes determinan la compraventa de un producto en una fecha futura determinada.